Hace unas horas, pensando en unos objetivos definidos que me propongo cumplir sí o sí en los plazos fijados, he pensado: «Estoy luchando contra el tiempo».
Pero, cavilando sobre la expresión, le he dado una segunda vuelta y me he dicho a mí mismo: «Es absurdo: No se puede luchar contra el tiempo. Es una guerra perdida de antemano, siempre vas a fracasar… Es mejor viajar, no «contra«, si no «con» el tiempo: acompañarlo de la mejor manera posible y, si acaso, pedirle humildemente que te ayude a conseguir tus objetivos, esperanzas, anhelos…
En conclusión, podría decirse respecto al tiempo lo mismo que los filósofos estoicos latinos referían respecto al destino: «fata volentes ducunt, nolentes trahunt«; que viene a significar algo así como: «El destino conduce amablemente a los que lo aceptan; a los que no… ¡Los arrastra miserablemente!»
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